Un avión privado aleman quedó boca abajo, rodó incontrolablemente y luego se precipitó 10.000 pies tras golpear la estela de turbulencia causada por un superjumbo de Emirates volando por encima.

El incidente causó graves fallas en el pequeño jet Challenger, el cual transportaba a nueve pasajeros y miembros de la tripulación. Una vez que los pilotos recuperaron control del avión pudieron hacer un aterrizaje de emergencia.

El terrorífico incidente ocurrió el pasado 7 de enero cuando un jet de negocios Bombardier Challenger 604 en ruta sobre el mar Arábigo, a unas 630 millas náuticas al sudeste de Mascate, Omán, se encontraba volando a unos 1.000 pies por debajo de un Airbus A380-800 de la aerolínea Emirates volando de Dubai a Sydney en el sentido opuesto.

A380

La estela turbulenta causada por el Airbus, el avión de pasajeros más grande del mundo, fue tan poderosa que, aproximadamente un minuto después de que pasara, el Challenger, que volaba a 34.000 pies de altitud, realizó al menos 5 loops consecutivos.

La estela de turbulencia se forma detrás de un avión mientras vuela a través del aire, al igual que un barco crea una estela en el agua.

Es exacerbada por un par de vórtices – turbulencias de aire – que giran desde las puntas de las alas. Los vórtices se crean principalmente cuando un avión está volando lento y las alas están trabajando más duro para producir sustentación.

Bombardier Challenger 604

Cuanto más grande es el avión, más grandes son las estelas. Las más virulentas dejan a los aviones más pequeños vulnerables si se topan con uno.

Un Airbus A380 tiene 73 metros de largo y pesa entre entre 386 y 560 toneladas, mientras que el Bombardier Challenger 604 mide sólo 21 metros de largo y pesa entre 17 y 21 toneladas.

Cuando el Challenger se enfrentó a la turbulencia de la estela del Airbus, ambos motores del avión se apagaron, causando que se precipitara 10.000 pies.

Los pilotos de la aeronave fueron capaces de recuperar el control del avión utilizando “fuerza muscular pura” antes de poder reiniciar los motores.

 

El vuelo fue posteriormente desviado al aeropuerto de Muscat en Omán, donde hicieron un aterrizaje de emergencia.

Varias de las nueve personas a bordo fueron llevadas al hospital, con una persona que sufrió lesiones graves en el incidente.

El avión, operado por el transportista alemán MHS Aviation, no tiene posibilidad alguna de reparación, quedó absolutamente inutilizado tras el evento.

El incidente ocurrió en altitudes de crucero conocidas como “esquina del ataúd” debido a su alto riesgo.

La esquina del ataúd es una altitud donde la velocidad de stall de un avión de ala fija está cerca de su número de mach crítico (relación de la velocidad del avión y la velocidad del sonido). Ambos causados ​​por la presión sobre las alas.

En esa región es difícil mantener un avión estable durante el vuelo. Si el avión va a lento, podrían los motores plantarse a una gran altitud.

Si el avión va demasiado rápido, superará su número de mach y pasará supersónico, lo que podría hacer que las alas se desprendan.

La Oficina Federal Alemana de Investigación de Accidentes de Aeronaves (BFU) está investigando el incidente, a pesar de haber ocurrido en aguas internacionales.