Más de 40 días de aislamiento obligatorio ha tenido el país y las consecuencias de esto en los adultos mayores ha sido diversa. Mientras algunos lo padecieron, otros aprovecharon para revivir “la eterna juventud” con sus parejas.

“El deseo sexual siempre estuvo presente, pero ahora se potenció”, explicó Lidia que tiene 74 años y que hace 7 está en pareja con Raúl, de 76.

Ambos son viudos y confesaron que el objetivo que se plantearon para estar juntos era ser felices y así lo están logrando. “Él era reacio, poco cariñoso y demostrativo y yo lo ayudé a modificar ese comportamiento. No quería vivir el desamor como lo vivieron mis padres”, contó Lidia que, además, aseguró que la cuarentena los puso más mimosos que nunca.

Lejos de afectarlos, el encierro los encendió sexualmente: “No quiero exagerar, pero estamos haciendo el amor casi todos los días, dos o tres veces por semana, seguro. Estamos más activos que nunca. Realmente no estamos mal, al contrario, me he pegado a la cama como nunca antes, también realizo las tareas de la casa, pero a otro ritmo”, contó Lidia.

Raúl, por su parte, confesó que al principio padeció el encierro, sin embargo ahora lo disfruta:  “Ya ni me acuerdo como era la vida que tenía, hoy tengo ésta y la acepto como es. Lo paso bien con Lidia”, expresó y agregó: “Lo que sí extraño son los asados y las cartas de los viernes con la muchachada”.

La mujer confesó que siempre han sido muy fogosos y que constantemente se dan besos, andan de la mano, se acarician: “Siempre estamos como novios, incluso, en la vía pública. La gente nos mira y se sorprende”, dijo Lidia.

Pero no todo es color de rosa, lo que ellos viven hoy es resultado de un largo trabajo por parte de la mujer: “Realmente soy una persona cariñosa, detallista y entregada al otro y me gusta que me respondan del mismo modo, cosa que Raúl no era así y lo eduqué para que lo lograra”, comentó.

A modo de ejemplo dijo: “Si bien no podemos salir porque somos personas de riesgo, Raúl a veces se escapa y va a la panadería para comprarme las tortitas que me gustan para el desayuno, o me regala un chocolate. Siempre un detalle, una caricia o un beso están presentes en nuestras vidas”.

Respecto a lo que harán una vez que culmine la cuarentena y vuelvan a la “vida normal”, fueron claros y precisos: “Nos vamos a ir unos días a una cabaña en la montaña. Antes de que pasara todo esto vivimos esa experiencia y nos encantó. Ahora repetiremos, aunque sea en invierno”. 

Además, el matrimonio dijo que tienen planificado reunir a sus hijos y nietos y hacer un gran asado familiar.

¿La sexualidad en la vejez, es posible?

Alejandrina Román es psicóloga y sexóloga y celebra el testimonio de esta pareja que, como ellos, dice, hay muchos. “No son casos aislados. En la adultez lo que se pone de relieve es la sensualidad por sobre la genitalidad. En esta edad se disfruta más el acto sexual porque hay más erotismo, más seducción”, aseguró la especialista.

Acerca de si es posible la sexualidad en la tercera edad, Román fue clara y contundente: “Es en esta etapa de la vida donde uno se permite disfrutar más porque no hay obligaciones con hijos, con el trabajo, uno está más relajado y eso ayuda mucho a que se den estos tipos de situaciones. Ni hablar en cuarentena, donde el tiempo que se comparte con el otro es eterno”.

La profesional aclaró que el edadismo pasó de moda porque la edad biológica que uno tiene no siempre coincide con la de la cabeza o los genitales. Esto está vinculado directamente a la sensación y actitud que uno tiene ante la vida.

“En la adultez uno ya superó los tabúes y prohibiciones. Acá todo vale, todo está permitido y eso es seductor”, expresó la sexóloga.

Por su parte, Isolina Dabove, especialista en Derecho de la vejez e investigadora del Conicet, dijo: “Muchas personas mayores tienen dificultades para vivir plenamente la sexualidad, en gran medida, por los mismo prejuicios negativos en torno a la vejez que reaciona esta etapa de la vida con impotencia, falta de atractivo y falta de deseo”.

En contrapartida, expresó: “Hay muchas investigaciones que corroboran las plenas posibilidades de vivir la sexualidad en la vejez, solo falta desterrar los prejuicios viejistas que socavan permanentemente el deseo sexual de los adultos mayores”.